PROYECTO ALFIN: EL MITO DEL TITÁN PROMETEO (EL PROTECTOR DE LOS HOMBRES)

 

EL MUNDO DE LOS HUMANOS

PROMETEO EL ASTUTO (Primera parte)



EL MUNDO DE LOS HUMANOS

PROMETEO EL ASTUTO (Primera parte)

    Luego de la batalla de los dioses, Zeus ocupa el trono del universo. El mundo está en orden. Todo lo malo ha sido expulsado del cielo, ya sea para encerrarlo en el Tártaro o para enviarlo a los mortales en la tierra. En cuanto a los hombres, ¿qué son? ¿Qué les sucede?

    Los dioses no se limitan a habitar el Olimpo, sino que conviven con los humanos en algunos lugares de la tierra. Existe un lugar en Grecia, próximo a Corinto, una llanura llamada Mekone, donde conviven dioses y hombres. Participan de las mismas comidas, festejan juntos. En esta llanura reinan la abundancia y la riqueza. Es la paz. Un tiempo antes del tiempo. Los hombres desconocen esos males que arrasan hoy a la raza de los mortales, los efímeros, los que viven al día sin saber qué sucederá mañana.

    En ese tiempo los hombres son siempre jóvenes, sus brazos y piernas casi no cambian. Acaso nacen de Tierra. Acaso los ha parido Gea, la madre Tierra, tal como a los dioses. Por consiguiente los hombres son siempre jóvenes. No conocen el nacimiento ni la muerte.

    Las mujeres aún no habían sido creadas. Existe lo femenino, las diosas, pero no las mujeres mortales. Todos los humanos son varones.

   Pero ha llegado el momento de la separación entre los hombres y los dioses.

    ¿Cómo distribuir los lugares entre los dioses y los hombres?

    En este caso. Con la violencia es imposible. Los humanos son demasiado débiles, basta un leve golpe para destruirlos. Tampoco puede haber acuerdo a través del diálogo, ya que los dioses y los hombres no son pares, no son iguales.

    Para realizar esta operación, necesariamente desagradable, Zeus recurre a un personaje llamado Prometeo. Éste es hijo del Titán Jápeto, hermano de Cronos. Por consiguiente su naturaleza es titánica, aunque no combatió contra Zeus. Adoptó una posición neutral, no participó del combate entre los dioses. Y ahora es un aliado de Zeus, pero actúa de manera autónoma, por su cuenta.

   Prometeo es astuto. Sale adelante en situaciones complicadas y para lograr lo que quiere, no vacila en mentir, tender trampas al adversario, recurrir a todas las artimañas imaginables. Con Zeus, comparte esa cualidad en común. Sin embargo, la distancia entre ellos es infinita. Zeus es un rey, un soberano que concentra todo el poder en sus manos. En este plano, Prometeo no es su rival. Los Titanes eran rivales de los Olímpicos; Cronos era el de Zeus: quería ser el soberano cuando éste consideraba reemplazarlo. Prometeo jamás piensa en ser rey. Pertenece al mundo creado por Zeus, distribuido, jerárquico, ordenado. Pero ocupa un lugar difícil de definir. Aún más complejo, ya que Zeus lo condenará.

    Prometeo mantiene una relación de complicidad con los hombres. Su estado es próximo porque éstos también son criaturas que poseen un estado divino a la vez que un aspecto de animalidad, de bestialidad.

    Veamos la escena. Los hombres y los dioses se han reunido como es habitual. Zeus le encarga a Prometeo que realice la distribución. ¿Cómo actúa éste? Trae un gran vacuno, un toro magnífico, lo sacrifica y los corta en trozos. Divide al animal en dos partes. Cada porción expresará la diferencia de estado entre hombres y dioses.

    Prometeo procede como en el sacrificio griego ordinario: muerto y despellejado el animal, se lo corta en trozos. En la primera operación se descarnan los huesos largos, los ostea. Luego reúne los huesos pelados y los envuelve en una capa apetitosa, muy delgada de grasa blanca. Éste es el primer paquete. A continuación prepara otro en el cual coloca los krea, las carnes, todo lo comestible. La carne comestible está envuelta en el pellejo del animal. Este paquete es colocado a su vez en el gaster, el estómago, el vientre viscoso, feo, desagradable a la vista.

    Prometeo coloca los dos paquetes sobre la mesa frente a Zeus. De acuerdo con su elección se dibujará la frontera entre los hombres y los dioses...

     ADAPTACIÓN DEL BIBLIOTECARIO

     TEXTO DE JEAN PIERRE VERNANT

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