¡FESTEJAMOS EL OTOÑO!
Hoy, en nuestro habitual "MIÉRCOLES LITERARIO", comenzamos con acompañamiento musical, gracias a la participación de la profesora de música Sabrina Tassara.
Escuchamos de “LAS CUATRO
ESTACIONES” del compositor veneciano ANTONIO VIVALDI, EL OTOÑO.
LES CUENTO QUE...
Las
cuatro estaciones es un grupo de
cuatro conciertos para
violín y orquesta (cada uno está dedicado a una
estación: La primavera, El verano, El otoño y El
invierno).
El Otoño, que es la estación en
que las hojas de los árboles cambian y
su color verde se vuelve amarillento, ha inspirado a muchos poetas a escribir
sobre él.
Hoy, alumnos de 6º "B", nos leyeron poemas de diversos
autores.
Comenzaremos
con AMANECER
DE OTOÑO, del poeta español Antonio Machado:
Amanecer de otoño
Una
larga carretera
entre grises peñascales,
y alguna humilde pradera
donde pacen negros toros.
entre grises peñascales,
y alguna humilde pradera
donde pacen negros toros.
Zarzas,
malezas, jarales.
Está la tierra mojada
por las gotas del rocío,
y la alameda dorada,
hacia la curva del río.
Está la tierra mojada
por las gotas del rocío,
y la alameda dorada,
hacia la curva del río.
Tras los montes de violeta
quebrado el primer albor;
a la espalda la escopeta,
entre sus galgos agudos,
caminando
un cazador.
Otoño, de Juan Ramón Jiménez:
“Qué noble paz en este alejamiento de todo: oh prado bello que deshojas
tus flores”, confesaba el poeta andaluz. Otra magistral
pincelada en el gran lienzo de octubre, empapado por el sentimiento de
aislamiento y reclusión espiritual, que rodeó a Juan Ramón durante su vida.
Otoño
Esparce octubre, al blando movimiento
del sur, las hojas áureas y las rojas,
y, en la caída clara de sus hojas,
se lleva al infinito el pensamiento.
¡Qué noble paz en este alejamiento
de todo; oh prado bello que deshojas
tus flores; oh agua fría ya, que mojas
con tu cristal estremecido el viento!
¡Encantamiento de oro! Cárcel pura,
en que el cuerpo, hecho alma, se enternece,
echado en el verdor de una colina!
En una decadencia de hermosura,
la vida se desnuda, y resplandece
la excelsitud de su verdad divina.
Esparce octubre, al blando movimiento
del sur, las hojas áureas y las rojas,
y, en la caída clara de sus hojas,
se lleva al infinito el pensamiento.
¡Qué noble paz en este alejamiento
de todo; oh prado bello que deshojas
tus flores; oh agua fría ya, que mojas
con tu cristal estremecido el viento!
¡Encantamiento de oro! Cárcel pura,
en que el cuerpo, hecho alma, se enternece,
echado en el verdor de una colina!
En una decadencia de hermosura,
la vida se desnuda, y resplandece
la excelsitud de su verdad divina.
Melancolía, de Manuel Machado:
“Me siento,
a veces, triste como una tarde del otoño viejo” Podría ser una misiva usual por estas fechas. Suspiros y miradas de
soslayo soberbiamente descritos en estos versos del modernista poeta español.
Melancolía
Me
siento, a veces, triste
como una tarde del otoño viejo;
de saudades sin nombre,
de penas melancólicas tan lleno...
Mi pensamiento, entonces,
vaga junto a las tumbas de los muertos
y en torno a los cipreses y a los sauces
que, abatidos, se inclinan... Y me acuerdo
de historias tristes, sin poesía... Historias
que tienen casi blancos mis cabellos.
como una tarde del otoño viejo;
de saudades sin nombre,
de penas melancólicas tan lleno...
Mi pensamiento, entonces,
vaga junto a las tumbas de los muertos
y en torno a los cipreses y a los sauces
que, abatidos, se inclinan... Y me acuerdo
de historias tristes, sin poesía... Historias
que tienen casi blancos mis cabellos.
MARIO BENEDETTI nos regaló...
OTOÑO
Aprovechemos el otoño
antes de que el invierno nos escombre
entremos a codazos en la franja del sol
y admiremos a los pájaros que emigran
antes de que el invierno nos escombre
entremos a codazos en la franja del sol
y admiremos a los pájaros que emigran
ahora que calienta el corazón
aunque sea de a ratos y de a poco
pensemos y sintamos todavía
con el viejo cariño que nos queda
aunque sea de a ratos y de a poco
pensemos y sintamos todavía
con el viejo cariño que nos queda
aprovechemos el otoño
antes de que el futuro se congele
y no haya sitio para la belleza
porque el futuro se nos vuelve escarcha.
antes de que el futuro se congele
y no haya sitio para la belleza
porque el futuro se nos vuelve escarcha.
Y...
Susana Panza
Simplemente he crecido –A Norberto-
Una
vez me dijiste
Que
te gusta el otoño
Con
sus tonos dorados,
Amarillos
y ocres;
Con
su aire apenas frío
Y
ese sol perezoso
Que
acompaña tu paso
Cuando
caminás, solo.
Entonces
no entendía…
¡Era
tan leve y joven!
Era
puro verano.
Era
mar y era espuma.
Era
música y risas.
Y
tenía una deuda
Que
cobrarle a la vida.
Hoy
ya no soy aquella
Que
en la arena corría.
Más
profunda y serena
Con
distinta alegría
Y
con plena conciencia
De
que es bueno estar viva
Celebro
este regalo de
Otro
otoño en mis días.
Entonces
te recuerdo,
Entonces
te comprendo.
Puedo
ver la belleza
Que
entonces no había visto.
Y
puedo detenerme a
Acariciar
las hojas de
Mi
laurel que pronto
Ha
de estar florecido.
Amo
este otoño nuevo,
Sus
marrones y ocres, su sol
Apenas
tibio, un poco adormecido,
Amo
aún el dolor de un recuerdo querido.
Y
no he cambiado tanto.
Simplemente,
he crecido.
L.S.P.
“Mi vida, una poesía”
–Editorial Dunken, ’97-