Recordamos a Lovercraft
El día 14 de marzo, dentro del marco del "MIÉRCOLES LITERARIO", recordamos un nuevo aniversario del fallecimiento del escritor estadounidense Howard Philips Lovercraft.
Breve biografía:
Nació en Providence,
Estados Unidos, el 20 de agosto de 1890, y falleció en la misma localidad
estadounidense, el 15 de marzo de 1937.
Fue
un escritor famoso por sus trabajos en el género de terror, escribiendo relatos
publicados en revistas durante su vida. Lovercraft es reconocido por haber
creado el género del HORROR CÓSMICO, el cual combina elementos del terror junto
con ciencia ficción. Este autor también fue fundador de la FILOSOFÍA LITERARIA
llamada COSMICISMO. Sus trabajos han sido tomados como inspiración por varios
autores y películas.
Alumnas de 6º "A", leyeron tres poemas de su
autoría, entre otras cosas más.
A Pan
Sentado
en una cañada entre bosques
A orillas de un arroyo bordeado de juncos
Meditaba yo un día, cuando adormeciéndome
Me vi sumido en un sueño.
Del riachuelo surgió una figura
Medio hombre y medio cabrío;
Tenía pezuñas en vez de pies
Y una barba adornaba su garganta.
Con un rústico caramillo de caña
Tocaba dulcemente aquel ser híbrido,
Y yo olvidé todo cuidado terreno
Pues sabía que era Pan
Ninfas
y sátiros se congregaron
Para gozar del alegre sonido,
Demasiado pronto desperté con pesar
y volví a las moradas de los hombres,
Pero en valles campestres yo querría vivir
Y escuchar de nuevo la flauta de Pan.
Para gozar del alegre sonido,
Demasiado pronto desperté con pesar
y volví a las moradas de los hombres,
Pero en valles campestres yo querría vivir
Y escuchar de nuevo la flauta de Pan.
El dios Pan tenía un aspecto mitad
humano mitad animal del género caprino- cabra-. Lo cubría una espesa mata de
pelo, y sus piernas no eran piernas, sino robustas patas finalizadas en pezuñas
hendidas. De su frente partían dos cuernos que daban un aire bestial a su
rostro, el cual, sin embargo, adquirió con el tiempo una expresión de taimada
astucia.
Por
donde un día paseó Poe
Divagan eternamente las sombras en esta tierra,
Soñando con siglos que se fueron para siempre;
Grandes olmos se alzan solemnes entre lápidas y túmulos
Desplegando su alta bóveda sobre un mundo oculto de otro tiempo.
Una luz del recuerdo ilumina todo el escenario,
Y las hojas muertas hablan en susurros de los días idos,
Añorando imágenes y sonidos que ya no volverán.
Triste y solitario, un espectro se desliza a lo largo
De los paseos por donde sus pasos le llevaban en vida;
Pero no es visible a los ojos de cualquiera, a pesar de que su canto
Resuena a través del tiempo con una extraña fascinación.
Sólo los pocos que conocen el secreto de su magia
Pueden encontrar entre estas tumbas la sombra de Poe.
Divagan eternamente las sombras en esta tierra,
Soñando con siglos que se fueron para siempre;
Grandes olmos se alzan solemnes entre lápidas y túmulos
Desplegando su alta bóveda sobre un mundo oculto de otro tiempo.
Una luz del recuerdo ilumina todo el escenario,
Y las hojas muertas hablan en susurros de los días idos,
Añorando imágenes y sonidos que ya no volverán.
Triste y solitario, un espectro se desliza a lo largo
De los paseos por donde sus pasos le llevaban en vida;
Pero no es visible a los ojos de cualquiera, a pesar de que su canto
Resuena a través del tiempo con una extraña fascinación.
Sólo los pocos que conocen el secreto de su magia
Pueden encontrar entre estas tumbas la sombra de Poe.
“El
libro”
El
lugar era oscuro y polvoriento, un rincón perdido
en
un laberinto de viejas callejas junto a los muelles,
que
olían a extrañas cosas venidas de ultramar,
entre
curiosos jirones de niebla que dispersaba el viento del oeste.
Unos
cristales romboidales, velados por el humo y la escarcha,
apenas
dejaban ver los montones de libros, como árboles retorcidos pudriéndose
del suelo al techo... huellas
de
un saber antiguo que se desmoronaba a precio de saldo.
Entré,
hechizado, y de un montón cubierto de telarañas
cogí
el volumen más cercano y lo leí al azar,
temblando
al ver las raras palabras que parecían guardar
algún
arcano, monstruoso, para quien lo descubriera.
Después,
buscando algún viejo y taimado vendedor,
sólo
encontré el eco de una risa.