Más poesías sobre el otoño



Otoño, de Juan Ramón Jiménez: “Qué noble paz en este alejamiento de todo: oh prado bello que deshojas tus flores”, confesaba el poeta andaluz. Otra magistral pincelada en el gran lienzo de octubre, empapado por el sentimiento de aislamiento y reclusión espiritual, ese bendito beatus ille que rodeó a Juan Ramón durante su vida.



Otoño

Esparce octubre, al blando movimiento
del sur, las hojas áureas y las rojas,
y, en la caída clara de sus hojas,
se lleva al infinito el pensamiento.

¡Qué noble paz en este alejamiento
de todo; oh prado bello que deshojas
tus flores; oh agua fría ya, que mojas
con tu cristal estremecido el viento!

¡Encantamiento de oro! Cárcel pura,
en que el cuerpo, hecho alma, se enternece,
echado en el verdor de una colina!

En una decadencia de hermosura,
la vida se desnuda, y resplandece
la excelsitud de su verdad divina.




Melancolía, de Manuel Machado: “Me siento, a veces, triste como una tarde del otoño viejo” Podría ser una misiva usual por estas fechas. Suspiros y miradas de soslayo soberbiamente descritos en estos versos del modernista poeta hispalense. Sentimientos cohibidos, tristezas expresadas a media voz



Melancolía

Me siento, a veces, triste
como una tarde del otoño viejo;
de saudades sin nombre,
de penas melancólicas tan lleno...
Mi pensamiento, entonces,
vaga junto a las tumbas de los muertos
y en torno a los cipreses y a los sauces
que, abatidos, se inclinan... Y me acuerdo
de historias tristes, sin poesía... Historias
que tienen casi blancos mis cabellos.



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