SEGUIMOS TRABAJANDO CON MITOLOGÍA GRIEGA : "PROMETEO. EL PROTECTOR"





Titán

En la mitología griega, los Titanes eran una raza de poderosos dioses que gobernaron durante la legendaria edad dorada. Los Titanes fueron doce desde su primera aparición literaria, en la Teogonía de Hesíodo; en la Biblioteca de Apolodoro se añade un decimotercero, Dione, una doble de Tea.

Estaban relacionados con diversos conceptos primordiales, algunos de los cuales simplemente se extrapolaban de sus nombres: el océano y la fructífera tierra, el sol y la luna, la memoria y la ley natural. Los doce Titanes de la primera generación fueron liderados por el más joven,

Crono, quien derrocó a su padre, Urano (‘Cielo’), a instancias de su madre, Gea (‘Tierra’).


Posteriormente los Titanes engendraron una segunda generación, notablemente los hijos de

Jápeto: Prometeo, Epimeteo, Atlas y Menecio.


Los Titanes precedieron a los

doce olímpicos, quienes, guiados por Zeus, terminaron derrocándolos en la Titanomaquia (‘Guerra de los Titanes’). Muchos de ellos fueron entonces encarcelados en el Tártaro, las profundidades del inframundo.


Prometeo



Prometeo fue un gran benefactor de la humanidad. Urdió un primer engaño contra Zeus al realizar el sacrificio de un gran buey que dividió a continuación en dos partes: en una de ellas puso la piel, la carne y las vísceras, que ocultó en el vientre del buey y en la otra puso los huesos pero los cubrió de apetitosa grasa. Dejó entonces elegir a Zeus la parte que comerían los dioses. Zeus eligió la capa de grasa y se llenó de cólera cuando vio que en realidad había escogido los huesos. Desde entonces los hombres queman en los sacrificios los huesos para ofrecerlos a los dioses pero la carne se la comen.

Indignado por este engaño, Zeus privó a los hombres del fuego pero Prometeo decidió robarlo así que trepó el monte

Olimpo y lo cogió del carro de Helios (en la mitología posterior, Apolo) o de la forja de Hefesto y lo consiguió devolver a los hombres en el tallo de una cañaheja, que arde lentamente y resulta muy apropiado para este fin. De esta forma la humanidad pudo calentarse.
Para vengarse por esta segunda ofensa, Zeus ordenó a
Hefesto que hiciese una mujer de arcilla llamada Pandora. Zeus le infundió vida y la envió por medio de Hermes a Epimeteo , el hermano de Prometeo, junto a la jarra que contenía todas las desgracias (plagas, dolor, pobreza, crimen, etcétera) con las que Zeus quería castigar a la humanidad. Epimeteo se casó con ella a pesar de las advertencias de su hermano para que no aceptase ningún regalo de los dioses. Pandora terminaría abriendo la caja.


Tras vengarse así de la humanidad, Zeus se vengó también de Prometeo, e hizo que le llevaran al

Cáucaso, donde fue encadenado por Hefesto con la ayuda de Bía y Cratos. Zeus envió un águila (hija de los monstruos Tifón y Equidna) para que se comiera el hígado de Prometeo. Siendo éste inmortal, su hígado volvía a crecerle cada día, y el águila volvía a comérselo cada noche. Este castigo había de durar para siempre, pero Heracles pasó por el lugar de cautiverio de Prometeo de camino al jardín de las Hespérides y le liberó disparándole una flecha al águila. Esta vez no le importó a Zeus que Prometeo evitase de nuevo su castigo, al proporcionar la liberación más gloria a Heracles, que era hijo de Zeus. Prometeo fue así liberado, aunque debía llevar con él un anillo unido a un trozo de la roca a la que fue encadenado.


Agradecido, Prometeo reveló a Heracles el modo de obtener las manzanas de las Hespérides.
Sin embargo, en otra versión Prometeo fue liberado por Hefesto tras revelar a Zeus el destino de que si tenía un hijo con la nereida

Tetis, este hijo llegaría a ser más poderoso que él. Así, Zeus se contuvo de abalanzarse a Tetis.


También en otras versiones, Prometeo fue el creador de los hombres, modelándolos con barro.
Fue padre de
Deucalión con Celeno.


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