Día literario.

Hoy les presento un libro titulado EXCESOS Y EXAGERACIONES. Es un conjunto de relatos ilustrados por Pablo Bernasconi.



PABLO BERNASCONI por Pablo Bernasconi

Nací en Buenos Aires en agosto de 1973. Tenía cuatro años cuando mis padres (científicos ambos) se mudaron a Bariloche, accidental polo científico de nuestro país. Crecí, aprendí y entendí algunas cosas viviendo en ese lugar. Cuando llegó la hora de estudiar opté por la UBA, Diseño, donde después fui docente durante 5 años. Trabajé en varios lugares hasta que empecé en Clarín donde paulatinamente mi rol de diseñador fue transformándose en el de ilustrador. Ilustré más de 500 portadas, miles de notas, trabajé con agencias, revistas, empresas, diarios, editoriales, asociaciones, universidades; trabajé mucho, en muchos países. Un día empecé a escribir y resultó que me gustaba; por suerte no sólo a mí. Publiqué ocho libros infantiles y dos para adultos, algunos de ellos traducidos a ocho idiomas. Luego vinieron algunos premios, los viajes, las conferencias... Y aquí estoy.

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Para chicas y chicos, autor del texto y las ilustraciones:
El Brujo, el horrible y el libro rojo de los hechizos; El Diario del Capitán Arsenio; Hipo no nada; El Zoo de Joaquín; Cuero negro, vaca blanca; Excesos y Exageraciones; Los Súper Premios; Espacio para colorear.
Para adultos:
Retratos, Bifocal.

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www.pbernasconi.com.ar
www.pablobernasconi.blogspot.com



Los alumnos de 6° A leyeron cinco relatos:

COLECCIONISTA PIADOSO
MUCHONETA
SOMÁTICO
FISICOCULTURÍSIMO
FANÁTICO CATÓDICO 

Les dejo MUCHONETA. Espero que les guste:

 

Muchoneta

Un señor muy monono se compró una motoneta celeste.
–Voy hasta la esquina –le dijo a la esposa, pero cuando llegó a la esquina aprovechó que le quedaba nafta en el tanque y siguió un poco más, hasta el borde de la ciudad, y como era en bajada siguió otro poco, por el campo, entre las vacas y los pastos. Como tenía viento de cola siguió un poco más, hasta la frontera con el país vecino, y como lo dejaron pasar previa presentación de documentos, siguió un rato más, hasta la cordillera nevada. Como venía con buen envión, subió la ladera de la montaña hasta la punta, y ya que el resto era cuesta abajo, se lanzó sin miedo, tan rápido que le sobró velocidad para llegar hasta la costa. Como justo estaba por partir un barco enorme, se subió y anduvo dando vueltas y vueltas por la cubierta, hasta que el barco llegó a un país del otro lado del mar, con gente de otro color que hablaba raro. Pidió indicaciones para volver a su casa y, como no entendía el idioma, salió para cualquier lado. En cualquier lado pasaba un tren que casi lo pisa, y por esquivarlo el señor se metió de cabeza en un avión y anduvo con la motoneta por el pasillo, entre los asientos; los pasajeros lo insultaban porque les tiraba el café encima y los llenaba de humo. En cuanto el avión aterrizó lo sacaron a patadas, con tanta fuerza que fue a parar derecho a la puerta de su casa, donde se quedó sin nafta. Apenas entró, su mujer le dijo que se lavara las manos, que estaban por comer. Pero que antes fuera hasta la panadería de la esquina, porque se había quedado sin pan.



 


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