193 Aniversario de la Declaración de la Independencia. Feriado Nacional Inamovible.



De Mayo a Julio





Tras la Revolución de Mayo de 1810, la Primera Junta de Gobierno tuvo que enfrentar numerosos desafíos internos y externos: se plantearon conflictos políticos internos sobre la dirección que debía tomar el gobierno, las relaciones entre Buenos Aires y las demás provincias del Río de la Plata frecuentemente estuvieron marcadas por el desencuentro y, sobre todo, el Imperio Español pronto demostró que no iba admitir que sus colonias decidieran su destino por sí mismas e inició operaciones militares para someter a los rebeldes.


En diciembre de 1810 se incorporaron a la Primera Junta diputados provinciales y se formó la Junta Grande, que terminó por disolverse ante la imposibilidad de consensuar decisiones de gobierno: en septiembre de 1811 asumió el Primer Triunvirato, que dos meses después ordenó a los diputados de la ex Junta Grande que retornaran a sus provincias. En 1813, en Buenos Aires y convocados por el Segundo Triunvirato, se reunieron representantes de todas las provincias en la Soberana Asamblea General Constituyente, conocida también como la Asamblea del Año XIII.


Aunque esta Asamblea no declaró la independencia ni sancionó una Constitución, tomó medidas legislativas fundamentales: suprimió los títulos de nobleza, declaró la libertad de vientres (los hijos de esclavos nacerían desde entonces libres) y prohibió la explotación de los indios. La Asamblea aprobó también la creación del Directorio, un poder unipersonal con el título de Director Supremo, ejercido en primer lugar por Gervasio A. de Posadas, desde enero de 1814. Aunque el gobierno de Posadas logró una victoria decisiva sobre la flota española en el Río de la Plata, las crecientes disputas entre el poder porteño y los caudillos del interior redundaron en una inestabilidad política creciente. Así, por ejemplo, José Gervasio Artigas, el líder de la Banda Oriental del Uruguay, rechazó el poder directorial y se declaró “Protector de los Pueblos Libres”, en alianza con los caudillos de Entre Ríos, Corrientes, Misiones, Santa Fe y Córdoba. Pronto cayeron los gobiernos directoriales de Posadas y Carlos María de Alvear, quien fue sucedido por Ignacio Álvarez Thomas. En 1815, se redactó un Estatuto Provisional para el gobierno de las Provincias Unidas, que convocaba a un Congreso General Constituyente para organizar definitivamente el país.

Quince provincias enviaron sus representantes al Congreso de San Miguel de Tucumán: Buenos Aires, Tucumán, La Rioja, San Luis, Catamarca, Córdoba, San Juan, Mendoza, Santiago del Estero, Salta, Jujuy, Charcas, Mizque y Chibchas (las tres últimas, hoy parte del territorio de Bolivia). El Congreso se inauguró el 24 de marzo de 1816. El 3 de mayo se eligió nuevo Director Supremo a Juan Martín de Pueyrredón.


Mientras progresaban las tratativas para definir un esquema de organización para las Provincias Unidas, en la sesión del 9 de julio de 1816 los congresales proclamaron la Independencia. Juan José Paso, secretario del Congreso y representante por la provincia de Buenos Aires, fue el encargado de preguntar a los congresales si querían ser libres e independientes. Todos se pusieron de pie y aclamaron la Independencia, que fue reconocida por Portugal en 1821, Estados Unidos en 1822 e Inglaterra en 1823, y sólo admitida formalmente por España en 1863.


A principios de 1817, el Congreso tuvo que trasladarse a Buenos Aires debido a la amenaza de los ejércitos realistas en el norte. A fines de 1817 se sancionó el Reglamento Provisional que regiría los destinos de la nueva Nación hasta tanto se dictara la definitiva Constitución, sancionada dos años después. Ese texto constitucional tenía una clara influencia de las ideas centralistas, pues en el esquema organizativo de la nueva nación independiente dominaba un Poder Ejecutivo con amplias facultades. Esa Constitución fue rechazada por los caudillos del interior, lo que llevó a una guerra civil que enfrentó al país durante más de 30 años. Tras la sanción de esa Constitución, el 25 de mayo de 1819, Santa Fe y Entre Ríos decidieron ir a la guerra contra Buenos Aires, a la que derrotaron en la batalla de Cepeda, el 1 de febrero de 1820. Esto causó la caída del entonces Director Supremo, José Rondeau. Pero esa es otra historia.

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